La palabra sur, etimológicamente, remite al vocablo sol. Precisamente con ello, emerge el acto de alumbrar un escenario regional como punto de partida. Si bien en varias oportunidades el contorno sureño cordobés se ha desplazado y reformulado, de hecho, nuestra provincia permaneció indefinida en sus límites con La Pampa hasta casi entrada la década de 1970, su gran masa territorial es una propuesta reclutadora para que esta vez el cono de sombras abra paso a otras luces.
La calidad inmensa de nuestro territorio permite concentrar la circulación en la parte inferior de Córdoba, sin dejar de percibir que existen vasos comunicantes a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo, es decir, afuera y dentro de una serie de mapas. Tal abstracción territorial facilita otras tantas invenciones, pues cuando el y un Estado avanza, la dinámica de su proceso organizativo deja rastros, nombres, registros de una dirección. También excluidos, exceptuados. Incluso aspectos indefinidos.
La puesta en marcha del sur cordobés constituyó una proyección geográficamente distintiva respecto del tamaño territorial que el Estado Nacional abarcaría, es decir, una nueva etapa para afianzar el escenario de prácticas soberanas, inauguralmente anunciadas en Tucumán y paradojalmente atribuidas y/o representadas por una figura militar (y luego política) tucumana décadas más tarde.
Esa generación de territorio que encabezó una nueva configuración estatal obliga a conocer también lo desarrollado en ese espacio, oportunidad englobante del sol cordobés. Entonces, esos modos de estar en este sur advierten coyunturas locales encadenadas obvio a circunscripciones más amplias, pero no por ello ajenas de peso. De hecho, evadir o postergar su investigación disminuye las posibilidades de encarar nuestras aldeas con un registro clarificador de sus pasos. O lo que es lo mismo de nuestras propias germinaciones.
Asimismo, cabe destacar el tipo de frontera que el sur cordobés representó hasta mediados del siglo XX. Nuestro Estado Nacional no siempre contuvo en su territorio estados provinciales, sino que también se conformaba por territorios nacionales. Una de las características que diferían entre estos últimos y las provincias eran menores o reducidos derechos políticos. Por lo tanto, el sur cordobés implicaba esa frontera entre lo que el Estado había realizado y entre lo que estaba realizando o por realizar más allá de este sur. Es decir, otros sures comprometen a rotular de qué tipo de sur se está hablando. Mas allá de posiciones geográficas en juego.
…el sur cordobés implicaba esa frontera entre lo que el Estado había realizado y entre lo que estaba realizando o por realizar más allá de este sur. Es decir, otros sures comprometen a rotular de qué tipo de sur se está hablando. Mas allá de posiciones geográficas en juego.
Otros aspectos que riegan los límites del sur cordobés responden a caracterizaciones naturales, mucho de ellas mencionadas en relatos literarios clásicos como la obra de Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles. Otra vez términos como expedición, avances y excursión denotan un trozo de tierra a ser legible, contorneable, patentable.
Por lo expuesto, esta vez la excursión al sur cordobés irrumpe en el tren del tiempo, este último múltiple como la proliferación de direcciones sureñas, aunque ahora la parada no es un punto de llegada sino de partidas. ¿Para quiénes? Para los que no fueron legalizados y legitimados a intentarlo, para los que llegaron, para los que llegaron y siguieron, para los que están y estuvieron. Para todos el sol del extremo inferior de Córdoba convoca a correr su velo, indagarlo para conocernos.