En la Chacarita de Anselmo “encontrás” la pieza que falta para armar tu rompecabezas, en este universo de vidrios, metales, huesos, ventanas, puertas, antigüedades, planchuelas, bombas, ruedas, no falta nada porque es un universo.
El dueño de la varita mágica es Anselmo “cabalen” Palenzona, que se sienta dispuesto a contar parte de su rica historia transcurrida en su pueblo, Levalle, donde goza de popularidad y fama.
“Nací en 1942 en el campo y me trajeron al Sanatorio Perazzo donde me atendió la enfermera Rosita Garay. Mi madre era Amalia Fontana y mi padre Anselmo Palenzona. Me casé con Elba del Carmen Ortiz en 1965 y tenemos tres hijos: Jorge Luis, Patricia Edith y María Noelia, cinco nietos y voy a ser bisabuelo en estos días”.
“Vivíamos en el campo, cerca del pueblo, por donde están los Trabucco. Mi padre tenía la chacharita y en 1955 nos vinimos al pueblo, aquí en la calle Carlos Gardel 666”.
“Los vecinos eran la familia Veliz Pérez, padres de las mellizas; el club Estudiantes, Pascheta, Castellino, Martinelli, Bornia, Careggio, Díaz, Monzón, la Electra Uboldi, los Coria, los Miranda, Granero, Chirino, Rosales, los Carotti, Velazquez, Tarditto, Doña Virginia y Pascual Gagna, Marani, los Rosa, Barcena, Davila,los Márquez , el Sindicato , Rolé , los Torres y muchos otros”.
“Mi padre tenía la chacharita en el campo, las cargas de huesos y chatarras se llevaban en los camiones de Pini al ferrocarril para ser enviados a Buenos Aires en los vagones de carga a Buenos Aires. La Familia venía de la zona de la Colonia La Blanqueada, del boliche de Tisera y de la Ramada. Éramos vecinos de la familia Hernández”.
“El primer camión que tuvo mi papá fue un Chevrolet 46, después un Dodge 73. Cuando pusimos transporte de cereal, chacharita y cargas generales lo hacíamos con un MB 1114 del año 74 y un MB 1114 del año 77. Viajábamos a Río Cuarto, Córdoba y Buenos Aires”
“Los camioneros eran José Soria, “yudica” Comoglio, el “negro” Fenoglio y mis hermanos René y Oscar. Llevábamos la leche del tambo de Mascotena a Laboulaye en un camión Bedford”
Para todo el mundo Levalle, Anselmo es “cabalén”, cuenta que el apodo se lo puso “pepe” Davila, un legendario mecánico de los años sesenta. Sucedía que Anselmo llevaba con mucha frecuencia a arreglar los extremos de dirección del camión Chevrolet y “pepe” Davila le decía que andaba tan fuerte como Cabalén, el corredor de autos famoso. Trascendió tanto el apodo que se popularizó totalmente.
“Cabalen” recuerda sus amigos de los asados, no sin antes comentar y recordar los momentos gratos y llenos de anécdotas difíciles de publicar que tenían lugar en momentos bien comidos y más bebidos.
“La carpintería de Sabini era un clásico, donde concurrían “ramoncho” Armendariz, Arturo Moreyra, el “ñato” Rivetti, Dabesies, “paco” Avila, Santiago Giménez, Luis Pini, “chiña” Milanesio, Néstor Inocentini y Jorge Bianchi. Yo era el asador, se asaban vaca, chancho, cordero, peludos y nutrias. Sabini hacía los estofados de martineta. Sabini era muy “safau” para hablar y hacía con seriedad comentarios cómicos o de los otros sin importarle, exaltando los lugares donde elegía dirigir sus insultos o intenciones”
La anécdota de cuando Barbalato no quiso arreglar la caja de la bandera de la escuela es famosa, por el enojo que le provocó a el que hubieran tomado mal las medidas y volvieran a traer la caja para achicarla. “Sabini tiene una hija, Marisa, que vive en Jovita“
Cabalén continua su relato: “En la talabartería de Horacio Martinelli también nos reuníamos a comer asados, participaban Jorge, y el “titi” Cuello, Enrique “quique” Bayma, el “negro” Torres. Se hablaba de política y mucho más de carreras de caballos“
“Todos los días después de almorzar nos reuníamos en el Bar de Atilio Bernasconi en la Sociedad Española a tomar el café y jugar al truco con Manolo Giménez, el doctor Kremer y Guillermo Vignoles“
Hablando de bares, dice Anselmo, “yo trabajé hace mucho tiempo, por el 76/78, en el bar de Julio Soto, había cine en la Sociedad Italiana, más tarde al bar lo alquiló Isnardi. Yo lavaba copas, me acuerdo que a “chitín” y a otros vagos le echaron la culpa de haber tirado bombitas de olor. En el 78 los militares vinieron al pueblo y andaban por los techos buscando gente”
“Mi padre Don Amadeo, regaba las canchas de bochas del Club Estudiantes, también afilaba rejas de arados. A la cancha iba mucha gente recuerdo a Verdi, Bonyuani, Largayoli, Fontana, Vignales y muchos más. Pepe Davila hacía “sanwis” de salame y pan de Viena, salía de la cantina con la bandeja y los ofrecía gritando ¡Veinte, Veinte!”

Anselmo cuenta que su primer auto fue un R12 color azul “siempre me gustaron los autos”
“Mucho antes por al año 58 más o menos, se corrían carreras de fórmula Ford “T”, un circuito fue en Trapalcó y la otro en el campo de Reynal. Aquí en la esquina estaba el taller de Paschetta y venía Rubén Roux con la “Negrita”, una catanga muy linda pintada de ese color, venía otro que no me acuerdo si era Moran o Tortone. De Levalle estaban los coches del “Piolón” Berra, la Ford y Debiasio, al taller de Davila venía el hermano, Vicente, de Mendoza, con un Chevrolet. Todo el barrio hinchaba para los Davila. Traía una bordalesa de vino para el día de la carrera. Roberto Victorio corrió la vuelta de Laboulaye. Yo le cuento que mi padre le arregló el asiento en la tapicería y como no le cobró me llevó a dar una vuelta a la manzana”.
“Yo fui a la Escuela Nacional, empecé y terminé ahí. Recuerdo las maestras que me enseñaron: Teodolinda Guglieminetti, Pura Zapata, Aída Imaz y el Director Alberto Siri, que fumaba mucho y vivía en chalet de la escuela. Los compañeros que recuerdo son el “pina” Sanz, Néstor Rosatto, Albereto Fenoglio, Pellegrini y Anita Nencini, terminé a los quince años. Me gustaban las matemáticas”
Cabalén habla de su amistad con Santiago Giménez y sus muchas anécdotas. “En una oportunidad fueron a un remate de chatarra en el auto de Santiago, nos acompañó Arturo Moreyra. Fuimos a Buenos Aires, Capital Federal en el Torino, flamante, al escritorio de la firma Camuyrano. En pleno centro, calle Corrientes se nos rompió una rótula, íbamos a cenar a la Parrilla “La estancia”. Otra vez fuimos a ver a Pairetti (corredor) a una carrera en 9 de Julio. Nos acercamos a donde estaba con los mecánicos y los autos para pedirle que nos dejara sacarnos una foto, muy atento accedió. En esa carrera rompió el motor del auto en la segunda vuelta. No te imaginas como me cargaban ¡lo quemé!”
“Yo nunca jugué al fútbol” afirma Anselmo. Luego relata que en la chacharita una de las antigüedades más importantes que tuvo fue una victrola RCA Víctor con bocina. Hace silencio y trae el recuerdo de que su mamá murió en el 2009 para luego nombrar a los hermanos de su padre Amadeo: Francisco y Pierino que murieron en un accidente automovilístico en Laboulaye. José, Antonio, Severiano, Pierino, Natalio, Luis, Rita, Pierina, Ángela y Teresa. “Severiano era policía y tenía un auto Mercedes Benz gasolero, el “Checho” Flores lo conducía cuando iba a los bailes a los pueblos y boliches de la zona rural”
“A los bailes de Ibyporá, cuando era chico íbamos en sulky con mi mamá y nos acompañaba “Canario” un albañil y changador que puso los mosaicos de la pista del Club Estudiantes por el año cincuenta más o menos, dormía en el galpón de la chacharita. Era un morocho de pelo mota. Le gustaba boxear y vistear y bailaba muy bien, yo no supe que fuera casado. Eran amigos con mi padre del Club Estudiantes, mi viejo pasaba en las canchas buenos momentos. El Club reunía a todo el mundo”
Cabalén respira hondo entre cansado y satisfecho luego dice. “¡Bueno! Ya está, no te conté todo pero te conté bastante”
Entrevista realizada el 22 de Octubre de 2020, en General Levalle.