Rosales es una localidad ubicada al sur de la provincia de Córdoba; en una zona particular del Departamento Roque Sáenz Peña, muy próxima a las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.
El conglomerado urbano se encuentra entre la línea del ferrocarril Gral. San Martín y la ruta Nacional Nº 7 a la altura del kilómetro 467, unida a esta, por un acceso asfaltado de 1,5 km.
Rosales se halla a una distancia de 24 km al este de la ciudad de Laboulaye, cabecera departamental; a 370 km. de la capital provincial y 488 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dentro del Departamento, posee una jurisdicción de 4000 hectáreas, que forman parte de la Pedanía San Martín.
Su clima es variable, con grandes amplitudes térmicas y regímenes de lluvia inestables, con un suelo llano que presenta lagunas y bañados, fruto de frecuentes inundaciones. La economía de la localidad se basa en la actividad agrícola-ganadera, cultivándose actualmente soja, maíz, trigo y girasol.
La población de 600 habitantes cuenta con un municipio, sala de primeros auxilios, educación inicial, primaria y secundaria, una biblioteca, una capilla para el culto católico, un club social y deportivo, una subcomisaria, servicio de televisión por cable, Internet, conexión a la red Nacional de telefonía y comercios que cubren sus necesidades.
El 25 de diciembre del 2005 festejó su centenario, 100 años de crecimiento y dedicación en una tierra que perteneció al aborigen, y que luego criollos e inmigrantes, la eligieron su nuevo hogar, formando allí sus familias, contribuyendo gradualmente a la formación y desarrollo de la localidad.
Los orígenes
En defensa de los ataques y sublevaciones de poblaciones indígenas, comienzan a crearse las primeras líneas defensivas en las márgenes del Río IV. En 1752 se crea el fuerte Punta del Sauce (La Carlota), en 1782 el de Río Cuarto, en 1784 el de San Bernardo, en 1785 el de San Carlos, en 1787 el de San Rafael de Loboy y en 1796 el de Pilar línea que, junto a otros fuertes alejados del cauce del río, se mantuvo hasta 1869, fecha en que es trasladada hasta el Río V.
Al fallecer el cacique Carripilun, la dinastía ranquelina, siguió al mando de diferentes caciques como Yanquetruz, Paine, Galvunao (tigre azul) conocido como Galván, Felipe Mariano Rosas y Epumer.
Con la línea de frontera, epidemias y deserción de algunos caciques importantes, los Ranqueles comienzan a perder poderío, desapareciendo gradualmente. Con la Campaña al Desierto dirigida por Julio A. Roca durante la presidencia de Avellaneda, en 1878 el cacique Epumer se rinde y en 1879 Baigorrita el último de la dinastía es muerto por las tropas de Roca, poniendo fin de esta forma a la ocupación aborigen de la Pampa Argentina
En el año 1872, el Gobierno de la Provincia de Córdoba a cargo de Juan Antonio Álvarez, autoriza a los señores Antonio y Pedro Fragueiro y Tomás Armstrong, para vender 140 leguas de tierras fiscales ubicadas en los Departamentos Río IV y Unión, en lo que hoy forma el territorio del Departamento Roque Sáenz Peña, por un valor base de $600 la legua.
Para llevar adelante esta venta era indispensable demarcar y dividir la tierra, tarea para la que se contrata a los agrimensores Edwin A. Hudson y Félix María Olmedo, quienes el 20 de agosto de 1872 firman un contrato con Agustín Garzón, Ministro de Gobierno de la Provincia, a fin de acordar los trabajos a realizar.
En el documento firmado se establecía que la zona a medir era la ubicada entre las propiedades particulares, entre los Ríos III y IV al norte, el Río V al sur y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe al este y San Luís al oeste. Como requisito se determinaba que las tierras debían ser mensuradas en fracciones de cuatro leguas cada una.
En el año 1874, Hudson, entrega al Gobierno los planos de su trabajo concluido, correspondientes a la parte oeste del actual Departamento Roque Sáenz Peña. El agrimensor utilizó como base de partida, el paralelo que pasa por la localidad de Achiras, partiendo desde allí hacia el oeste, dividió el terreno con líneas paralelas y perpendiculares a dicho meridiano, logrando campos de cuatro leguas (20 Km.) por una de ancho (1 Km.), aproximadamente, dividiendo luego a cada uno de ellos en cinco series, clasificándolos desde la letra A a la E.
En cuanto a Félix M. Olmedo, en 1876, juntamente con otro agrimensor, Quintillano Tizeira, entregan los mapas correspondientes al resto del territorio, sentando las bases de los límites con la provincia de Buenos Aires y Santa Fe.
Cuando el amojonamiento y mensura de la primera parte estuvo concluido, en Buenos Aires, Fragueiro y Amstrong, junto a otro comisionado, Carlos Bouquet, inician los remates obteniendo un promedio de $878 (Pesos fuertes) promedio la legua, pero fue recién en 1874, cuando se lleva a cabo el gran remate de estas tierras, 425 leguas, es decir 1.062.500 hectáreas. De esta venta, resultaron compradores con un promedio de $700 la legua Guillermo Bertrand y Félix M. Brisuela (130 leguas) y Carlos Bouquet (el rematador 155 leguas), vendiendo este último a los pocos días de remate 131 leguas por la suma de $1400 la legua.
Para sorpresa de los flamantes compradores al momento de tratar de conseguir sus escrituras, se anoticiaron que las tierras que compraron ya habían sido vendidas cinco años atrás al señor Diego de Alvear por las autoridades de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe, por considerarlas parte de su jurisdicción.
Ante la situación, los adquirientes decidieron abstenerse de pagar hasta que la provincia no solucionara el problema, pero en el 29 de noviembre de 1880, el gobernador Miguel Juárez Célman, ante la necesidad de dinero de la provincia, decide sacar nuevamente a remate las tierras, resultando compradores en esta oportunidad Ataliva Roca, Belisario Hueyo, Alfredo Arteaga, Alejandro Cernadas, Dr. Luís Rossi, y Juan Wrigth en representación de Alberto Oostendorp.
Cuando Brisuela (que perdía todo derecho a las tierras compradas en el remate del 26 de agosto de 1874) se notificó del nuevo remate, se presentó ante las autoridades y ofreció abonar la suma que se había acordado a cambio que la provincia le entregara una cantidad de tierra similares a la acordada en el pasado remate, llegando de este modo a un acuerdo.
Respecto a los límites del sur de la provincia, la Corte Suprema de la Nación, falló en contra de las pretensiones de Córdoba, que requería la extensión de su territorio hasta el meridiano de Melincué; situación que llevó a los compradores del remate del 29 de noviembre de 1880 a tomar la misma medida que Brisuela.
De esta forma la provincia se comprometía a entregar la misma cantidad de tierras adquiridas en el último remate, pero con la diferencia que las nuevas adquisiciones estarían ubicadas en el Departamento Río IV y Unión al precio de 780 pesos fuertes la legua, siendo distribuidas de la siguiente manera:
- Belisario Hueyo, 15 leguas, 580 cuadras en la serie B, lotes 2, 3 y 32 del Departamento Unión.
- Gregorio Torres, 10 leguas, 1304 cuadras en la serie E, lotes 35, 36 y 37 del Departamento Río IV.
El 16 de marzo de 1883, tras una reunión con el gobernador Miguel Juárez Célman, Alfredo Arteaga, Alfredo Cernadas y el Dr. Luís Rossi consiguen la adjudicación de los siguientes lotes:
- Dr. Luís Rossi, lotes 7 y 23 de la serie B, en el Departamento Unión.
- Alfredo Arteaga, lotes 17, 18, 19, 20, 31, 32,33 de la serie E del Departamento Río IV.
- Alfredo Cernadas, lotes 15 y 16 de la serie E en el Departamento Río IV.
También como compensación por la nulidad del remata del 29 de noviembre de 1880, el Dr. Salustiano Zavalía, en representación de Alberto Ostendorp, escritura de la siguiente forma:
- Lotes 6, 8,39 y 131 de la serie B, en el Departamento Unión.
- Lotes 12,13,14,23,25,26,27,28,29,30,34,53 y 54 de la serie E en el Departamento Río IV.
Mientras tanto Félix M. Brisuela vendió las tierras que había comprado a Carlos Bouquet, siendo sus nuevos propietarios:
- José Oliva, lotes 4,5 y 9 de la serie B, en el Dpto. Unión.
- Juan Duggan, lotes 32 bis, 52 y 52 bis de la serie B del Dpto. Unión.
- Janson y Alberto Bowen, lotes 10, 11,12 y 13 de la serie B del Dpto. Unión.
- Alfredo Cernadas, lotes 28,29 y 30 de la serie B en el Dpto. Unión.
La mayoría de las tierras fiscales que la provincia enajenara en distintas oportunidades hacia fines del siglo XIX y principio de XX, fueron presas de la actividad colonizadora. De esta forma muchos propietarios se adhirieron a leyes provinciales de colonización o expusieron sus territorios a colonizaciones llevadas adelante por empresas privadas.
En nuestra zona, los campos de Luís Rossi formaron la colonia “Colonia Regina Elena”, los de Ernesto Cobo, “Colonia Cobo”, los de Juan Duggan, “Colonia Duggan”, los de José oliva, “Colonia San Pedro” y campos de Alfredo Janson y Alberto Bowen, “Colonia San Trinian”.
El gran movimiento que generaba esta actividad colonizadora (trabajo y producción agrícola), hizo que a la vera de los ferrocarriles surgieran estaciones, como es el caso de la estación Rosales, que comienza a prestar servicios en el año 1905, a causa de los requerimientos de los campos circundantes.
Si bien la fecha de fundación de la Estación Rosales se toma de datos trasmitidos oralmente y que actualmente no ha sido verificada oficialmente, lo que sí es certero, es que la Estación del Ferrocarril Rosales, se funda a raíz de la actividad económica que generaba la Colonia Regina Elena, creada por el Dr. Luis Rossi y que fundara el 18 de abril de 1903, el pueblo de Villa Rossi.
Par poder comercializar la producción Luis Rossi necesitaba un punto más directo de comunicación con la red ferroviaria que quedara más cerca que la Estación Laboulaye. Ante esta necesidad se crea la Estación Rosales del Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico y por consiguiente el pueblo que lleva su nombre.